Obras Completas de Andrés Bello. Tomo 2. Poesía

Quizá no sería atrevido decir que la gran pasión de Bello fue y debía ser la poesía, pero como hombre de su tiempo, y como poeta fundacional, no sólo de la poesía venezolana, sino de la americana en su proyecto lírico, no podían estar ausentes la necesidad de la identidad, la libertad, el saber o saberes que debían conducir a América a una impronta continental, que la distanciara, a veces quizá a su pesar, de la España colonialista, y desde ese deber fundacional, no sólo cantar y contar, sino también pensar y relacionar, observar y resituar, que sobre arengar, y darle un ser propio al continente que era, a la vez, su forma de ser como de sentir, saber y dirigir, de tantas maneras, que a veces lo consideraron reactivo, hispanista —que literariamente lo era—, hasta, en términos de hoy día, reaccionario. (...)
Hombre de su tiempo, tuvo que transitar desde la poesía a la gramática, a las leyes, a la filosofía, a una suerte de humanismo tan abarcador y demandante, que su poesía, su proyecto y proyección lírica, fue fragmentándose, a veces deconstruyéndose, las mu-chas obliterándose, por mor de esos otros saberes y deberes republicanos y liberales, que conducen a un prohombre ya sea por predestinación como por necesidad e ideología, a hacerse este ser múltiple y libertador, sino por las armas si somos más objetivos en su visión de mundo, por las letras, que tanta y más fortuna y poder, a veces, cuando los vientos de la época impelen, abren rutas futuras.
(Fragmentos de la introducción)

Thomas Harris E.
Jefe de Ediciones Biblioteca Nacional.