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Lucrecia Undurraga, defensora incansable de la educación de las chilenas

Lucrecia Undurraga, defensora incansable de la educación de las chilenas

Publicado el 24/10/2024
Lucrecia Undurraga (1841-1901)
Lucrecia Undurraga. Fotografía del estudio Pedro E. Garreaud. 1867c.

En 1860 la Revista del Pacífico (1858-1861) publicó la primera novela escrita por una mujer en Chile, titulada Alberto el jugador. La autora firmó con el seudónimo “Una Madre”, a quien conoceremos, años más tarde, como Rosario Orrego. Esta publicación alteró el campo cultural chileno, ya que en esa época la novela era un género reservado para los hombres. Orrego fue la única mujer nombrada “Socia honoraria” de la Academia de Bellas Letras (1873-1881), una agrupación de intelectuales dedicada al cultivo de la literatura nacional. A estas reuniones asistió otra mujer, aunque solo como invitada, para leer parte de su obra ante aquellos hombres de letras: Lucrecia Undurraga (1841-1901).

Quince años después de la publicación de Alberto el jugador, Undurraga publicó la novela Los ermitaños del Huaquén: tradiciones populares del norte de Chile (1875) en el periódico literario La Brisa de Chile (1875-1876). Esto la convierte, en términos históricos, en la segunda novelista chilena. Lucrecia Undurraga publicó ensayos, novelas y crónicas en otros periódicos, tales como Sud-América, Revista de Valparaíso (fundada por Orrego) y La Ley. Periódico de los radicales de Illapel. Su obra fue aplaudida por sus coetáneos, como los intelectuales José Victorino Lastarria y Pedro Pablo Figueroa. Además, fue destacada por autores de renombre internacional, como la colombiana Soledad Acosta y el argentino Juan María Gutiérrez.

En el Chile del siglo XIX, donde la voz pública de las mujeres era censurada socialmente, Lucrecia Undurraga fundó el diario La Mujer (1877). Esta publicación marcó un antes y un después en la prensa chilena, debido a que fue la primera en ser dirigida por y para mujeres, además de ser la primera organización femenina desligada de la Iglesia Católica en Chile.

Toda la obra de Undurraga se erigió en función de un gran proyecto: la defensa de la educación científica de las mujeres. En la década de 1870, cuando se masificó el debate acerca del derecho a educación superior de las chilenas, la escritora alzó la voz para recordar que este tema no podía ser discutido exclusivamente por hombres: “Cuando se trata de la suerte futura de la mujer; cuando se trata de emanciparla, por medio de la ilustración […]  la opinión de una mujer, por muy desautorizada que ella sea, siempre tendrá algún valor en tan delicada cuanto importante materia”[1].

Así, por ejemplo, mantuvo serias discusiones con el político liberal Luis Rodríguez Velasco, quien se oponía a la educación científica de las mujeres. Además, intercambió correspondencia con el presidente José Manuel Balmaceda, lo que evidencia su interés en la política del país.

El mismo año en que se aprobó el Decreto Amunátegui (1877), el que permitió a las mujeres ingresar a la universidad, Lucrecia Undurraga fundó el diario “La Mujer” para llamar a sus lectoras a hacer uso de este derecho: “Ojalá, mi voz fuese escuchada por la mujer. Ojalá pudiera yo transmitir a todas las profundas convicciones que hay en mi alma: de que la virtud, fuente única de la dicha imperecedera, la encontrarán en la educación, base del progreso y bienestar de las sociedades modernas”[2].

Pasarán algunos años antes de que las primeras mujeres postulen a la universidad (Eloísa Díaz y Ernestina Pérez), pero la voz de Undurraga será escuchada.

“La Mujer” no solo contó con la participación de destacadas mujeres de la época, como Rosario Orrego, Antonia Tarragó e Isabel Le Brun, sino que también dio a conocer a autoras cuya obra aún desconocemos, como Mercedes Maira, Ercilia Gaete, Carolina Olmedo, Elisa Charlo, Victoria Cueto, entre otras.

Les invitamos a leer la obra de Lucrecia Undurraga, defensora incansable de la educación de las mujeres en Chile.

 

[1] “Ensayo sobre la condición social de la mujer” (1873), leído en la Academia de Bellas Letras y también publicado en el diario Sud-América. Revista Científica y Literaria , Valparaíso,  25 de agosto de 1873.