Cien años de José Donoso: el narrador de las casonas asfixiantes y los personajes monstruosos

El pasado 6 de octubre se cumplieron cien años del nacimiento de una de las figuras más importantes dentro de la literatura chilena: José Donoso, autor de El lugar sin límites (1966), El obsceno pájaro de la noche (1970), Casa de campo (1978) y El jardín de al lado (1981), entre otras obras destacadas dentro de la literatura chilena.
Uno de los elementos que articulan la narrativa donosiana son las casas; ya sean enormes mansiones decimonónicas o casuchas miserables. En los libros de Donoso las casas son el reflejo de la decadencia de los clanes familiares y se caracterizan por ser espacios opresivos y asfixiantes, poblados de monstruos que deambulan por pasillos laberínticos.
José Donoso Yáñez (1924-1996) se instaló en las letras nacionales con su recopilación de relatos Veraneo y otros cuentos (1955), que le valió el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 1956, dando inicio a lo que fue una prolífica carrera que lo posicionó dentro de la generación del ‘’Boom Latinoamericano’’.
Ruiz, Julio. José Donoso en la Biblioteca Nacional. Chile, 1991. Colección Archivo del Escritor.
En la literatura de Donoso, los interiores, las habitaciones claustrofóbicas y las atmósferas agobiantes son el escenario en donde se mueven sus personajes, siempre marginales y grotescos. En ese sentido, el paralelismo biográfico es evidente a partir de la lectura de sus memorias, Conjeturas sobre la memoria de mi tribu (1996). En este texto, el autor reconstruye su pasado familiar, poblado de parientes neuróticos, sombríos y casonas gigantescas, repletas de primos, criadas y empleados. Vivió una parte importante de su vida en Ejército 661, una antigua y enorme casa ubicada en pleno Barrio República.
Donoso provenía de una familia acomodada. Su familia paterna descendía de un viejo clan de latifundistas de la región del Maule; mientras que la parte materna –los Yáñez–, venían acrecentando su fortuna desde inicios del siglo XX y constituían un linaje familiar culto e ilustrado, entre cuyos miembros más destacados son Eliodoro Yáñez, tío de Donoso, y el escritor Juan Emar (Álvaro Yáñez Bianchi), su primo.
La literatura de José Donoso tiene como sello distintivo lo monstruoso y lo oscuro, sus relatos están poblados de personajes limítrofes y marginados, en los cuales la locura toma un lugar importante dentro de su lúgubre universo narrativo.
La vida del autor de El obsceno pájaro de la noche (1970) fue el correlato de su literatura: Donoso sufría de severos tormentos psicológicos que se vieron reflejados en su obra. Con la publicación de dos volúmenes de sus diarios (Diarios tempranos: Donoso in progress 1950-1965; Diarios centrales: A season in hell 1966-1980) y el libro biográfico escrito por su hija adoptiva, Pilar Donoso, llamado Correr el tupido velo (2009), se reveló la personalidad compleja del escritor, acechado por la paranoia, la envidia y atormentado por las dificultades dentro de su vida familiar.
Donoso, a su vez, abrió el camino para tratar la sexualidad sin las trabas que la cultura impone, y sobre todo en esos tiempos. Los protagonistas de sus libros, muchas veces caracterizados por transgredir las barreras de género, vuelven conflictivas las pautas de comportamiento sexual que su contexto social estipulaba como lo normal.
Poirot, Luis. José Donoso [Fotografía]. Chile, 1984. Colección Archivo Fotográfico.
Entre los textos que utilizan la casa como núcleo del relato se encuentran, El lugar sin límites (1966), El obsceno pájaro de la noche (1970) y Casa de campo (1978). Esta última novela, que se lee como una metáfora de la dictadura militar, tiene como escenario una ostentosa residencia de veraneo, ubicada en la ficticia Marulanda, en donde un grupo de adultos –la familia Ventura, acaudalada gracias a la extracción de oro– deja a sus hijos, todos niños y adolescentes, abandonados junto a los temibles nativos caníbales, según la mitología familiar.
En cuanto a El lugar sin límites (1966), esta novela –desprendida, según Donoso, de una frase de El obsceno pájaro de la noche- tiene por escenario un prostíbulo perdido en el campo chileno, en donde un travesti, llamado La Manuela, administra el lugar junto a su hija, la Japonesita. El prostíbulo de la Estación El Olivo cumple con las características del hogar donosiano: un lugar condicionado por la mitología familiar, en decadencia, que permanece inmutable pese a las transgresiones temporales de la narración y a la multiplicidad de velos que cubren a sus protagonistas.
Casa de campo (1978) fue escrita mientras Donoso vivía en Calaceite, España, en una especie de autoexilio tras el golpe militar en Chile. Le tomó cinco años terminarla. En Diarios Centrales: a season in hell (1966-1980) el escritor apunta, a menos de un mes después del levantamiento militar: “Para Casa de campo: delimitar las tres áreas: los niños (con los cuales me identifico), los nativos, que serían la clase baja, y los mayores, que serían los enemigos y los poderosos” .
La casa de Marulanda también tiene un enorme torreón, en donde Adriano Gomara, un médico que usualmente trataba con los nativos, está recluido y dopado con láudano, catalogado como loco. Su hijo, Wenceslao, apenas parten los mayores, intenta liberarlo. Adriano, en la novela, viene a desafiar las convenciones de la burguesía ociosa y su desprecio atávico hacia los nativos.
De este modo, la casa de los Ventura y el campo que la rodea cumplen una función alegórica respecto a las transformaciones sociales de la época: la inclusión de los nativos dentro del espacio familiar, que se lee como la irrupción de las clases populares dentro de la política; la decimonónica residencia de veraneo, abandonada por los ‘‘los poderosos’’ –los adultos, que vienen a representar a la oligarquía–; y los treinta y tres primos que conforman las capas medias y desde donde surge la necesidad de reinventar el orden dada la ausencia de sus padres.
Sobre esto, Donoso apunta en sus diarios: ‘‘Imposibilidad de unión de los niños y los nativos. Imposibilidad real de unión de la burguesía y del pueblo. La burguesía siempre será enemiga del pueblo, aún cuando actúe con el pueblo en ciertas ocasiones’’.
En la enorme casona de campo de Los Ventura también habita un ejército de criados, lacayos, cocineras y empleados que atienden a la familia durante su estancia veraniega. Son estos mismos sirvientes, particularmente El Mayordomo, quienes ejercen la represión hacia los niños y velan por el cumplimiento del toque de queda, resguardando así las formas y el orden de la familia burguesa, permanentemente acechada por la barbarie y la inmoralidad de los antropófagos.
Marulanda, de este modo, sirve como un usual procedimiento de Donoso: la delimitación de los espacios como un esquema de jerarquías sociales y familiares, en donde la casa es tan compleja estructuralmente como la psicología de sus personajes.
Ehrmann, Hans. José Donoso en el campo. Chile, 1961. Colección Archivo Fotográfico
Cabe mencionar un paralelismo de Casa de Campo con la política de la época: la infranqueable reja hecha a partir de las lanzas de los nativos, que a la partida de los adultos es abierta por los niños, funciona como alegoría de la Reforma Agraria y las transformaciones del campo chileno. Todo esto en un contexto social de reestructuración de las jerarquías sociales, en donde la familia Ventura viene a representar la frivolidad de una oligarquía amenazada en sus intereses.
Otro de los textos centrales de la literatura de Donso, El obsceno pájaro de la noche (1970), la obra más ambiciosa del escritor y que tiene como eje la oligárquica familia Azcoitía, tiene entre sus escenarios a La Casa de Ejercicios Espirituales de la Encarnación de la Chimba, un antiguo convento que originalmente sirvió para esconder a un niña acusada de bruja, y La Rinconada, que sirve de centro de reclusión para el hijo deforme de Jerónimo de Azcoitía. La rinconada está repleta de personajes grotescos que dan al niño la noción de estar rodeado de semejantes, y por lo tanto, de ser normal.
Ambas casas, que fueron construidas para delimitar un universo interno en donde lo marginal y lo desviado pueda parecer normal, dejan entrever el afán de diferenciación de la oligarquía chilena, en donde, vistas desde fuera, las cosas parecen ser lo que tienen que ser, ocultándose así el perturbador rostro de lo que realmente pasa tras las paredes de sus enormes mansiones.
José Donoso murió el 7 de diciembre de 1996 en Santiago de Chile. En 1990 recibió el Premio Nacional de Literatura y tras su muerte se han publicado las novelas póstumas Mocho (1997) y Lagartija sin cola (2007). Para conmemorar el centenario del nacimiento de quien fue una de las plumas más consagradas en las letras hispánicas, la Biblioteca Nacional invita a sumergirse en su oscura literatura, que se alimenta de los miedos y represiones enraizados en la cultura chilena para así develar lo que está escondido tras los traumas, las obsesiones y los secretos familiares en la narrativa de Donoso.