A 120 años del nacimiento de Zig-Zag, la Gran Revista Chilena

“Conciso, original y vibrante”. Así sonaba el nombre Zig-Zag para sus fundadores y fue la razón para bautizar la nueva revista. Pero la figura también anticipaba el espíritu de la publicación. Hija del siglo XX y testigo de sus avatares y progresos, durante cerca de 60 años dio cuenta de los profundos cambios que tuvieron lugar en Chile y el mundo, de las modas y gustos estéticos, de la vida social de las élites y los grandes procesos de modernización de la época. Supo además tomar el pulso a la agitada agenda política y fue un espacio para el desarrollo de la publicidad, la ilustración y la edición chilena, dando inicio a la mayor editorial de la primera mitad de la centuria.
Fundada el 19 de febrero de 1905, actualmente la revista Zig-Zag cumple 120 años. Su primer número tuvo un valor de 20 centavos, y fue un éxito inmediato, llegando a tener distribución en toda América Latina. Hojear sus páginas es una invitación a recorrer la historia y geografía de nuestro país, y los hitos y personajes que lo han conformado. Es también un encuentro con el arte y la literatura, con el desarrollo de las ciudades, la incorporación de hábitos que hoy nos parecen cotidianos, como el verano en la playa, los partidos de fútbol y los rascacielos, y otros tan curiosos como subir a los carros “de sangre” o tomar el Jarabe de San Agustín que “evita la peste viruela”.
Con la llegada del siglo XX y la celebración del Centenario en el horizonte, en Chile se respiraba el cambio. El triunfo en la Guerra del Pacífico y el auge económico producto del salitre animaban en la élite sueños de progreso y modernidad, pese a las desigualdades en que seguía sumergida gran parte de la población.
La revista Zig-Zag fue fruto de ese espíritu. Una publicación de calidad, con el mejor papel e impresión, y brillantes ilustraciones y fotografías para dar cuenta de los avances y lustre de la sociedad chilena, sus adelantos materiales y riqueza cultural.
Impulsada por Agustín Edwards Mac Clure, fundador de El Mercurio de Santiago y Las Últimas Noticias, la revista se presentó con una enorme campaña de publicidad que incluía afiches en la vía pública, volantes a domicilio y el lanzamiento de panfletos desde un globo aerostático. Más tarde, incluso, sortearon una casa en avenida Pedro de Valdivia entre sus lectores.
El éxito de Zig-Zag fue inmediato y se transformó en un referente fundamental del periodismo nacional, gracias a su permanencia, al prestigio de sus colaboradores y a la amplitud de temas, siendo además la primera piedra del mayor conglomerado editorial chileno.
El nombre Zig-Zag
La historia de su nombre la explica de manera concisa su fundador Agustín Edwards Mac Clure “Convinimos, por fin, en formar listas de nombres y someterlas algunas horas después a votación entre nosotros mismos. Así lo hicimos. Figuraba en mi lista la palabra zig-zag. ¿Por qué? Lo ignoro. ¿Figuraría en el diccionario de la Academia? Y leímos: “zig-zag, serie de líneas que forman entre sí alternativamente ángulos entrantes y salientes”. No estaba mal esa vaguedad comodísima para darle a la revista el sesgo que más le acomodase al público”.
Los primeros dibujantes de la revista Zig-Zag
Desde sus inicios, la revista Zig-Zag fue un espacio privilegiado para la difusión de la ilustración y la historieta nacional e internacional. Su primer director de arte fue el reputado dibujante francés Paul Dufresne, quien estuvo a cargo de la portada y publicó dibujos de sobresaliente calidad. Junto a él destacaron el italiano Carlos Zorzi, autor de elaboradas publicidades y portadas, y su compatriota José Foradori, notable ilustrador de relatos y portadista que pronto se haría conocido en la revista infantil El Peneca.
Otros importantes colaboradores fueron los pintores Mariano Videla Huici, Ricardo Richon Brunet y Pedro Subercaseaux, quien bajo el seudónimo de Lustig creó, en 1906, a Von Pilsener, primer personaje de la historieta chilena. En el ámbito del humor gráfico fue también el aporte de los chilenos Nataniel Cox Méndez (Pug), Julio Bozo (Moustache) y Raúl Figueroa (Chao), pilares fundamentales de la caricatura moderna en nuestro país. A ellos se sumarán más tarde figuras como el español Juan Martín y el francés León Bazin, Manuel Guerra Urquieta (Max), Emilio Álvarez y Edmundo Searle (Mundo), entre muchos otros más.
Zig-Zag y la Biblioteca Nacional
“La Biblioteca Nacional alza en plena Alameda su prestigioso palacio. Y buen merecido prestigio. Es uno de los edificios públicos más hermosos de la ornamentación de Santiago…”, escribía en 1935, en Zig-Zag, el cronista Miguel Munizaga Iribarren. No fue la primera ni la última vez que la Biblioteca Nacional apareció en las páginas de la revista. Su historia, las celebraciones de sus aniversarios, la apertura de nuevas salas y servicios, así como sus desafíos, quedaron plasmados en reportajes, fotografías y entrevistas.
Por otra parte, la institución se ha encargado de resguardar la revista Zig-Zag a través de su conservación en la Sección Hemeroteca, donde pueden ser consultados sus números hasta el año 1964 y por medio de su digitalización y difusión en sus sitios Memoria Chilena y Biblioteca Nacional Digital, donde se encuentra disponible desde sus inicios hasta 1917.