Orfilia Lagunas y la filosofía en Chile

Orfilia Lagunas nació en Linares el 2 de enero de 1892, hija de Manuel Rómulo Vargas Ossa y Natalia Lagunas, y fue la mayor de seis hermanos. Su padre fue militar, mientras que su madre se dedicaba al cuidado del hogar.
Desde pequeña, destacó como una excelente estudiante y mostró un notable interés por la docencia. Gracias a una beca, ingresó a la Escuela Normal de Valparaíso a la edad de aproximadamente 12 años. Una vez titulada y ejerciendo su profesión, continuó sus estudios en 1912 en el Instituto Pedagógico, donde se graduó como Profesora de Estado en Historia. Posteriormente, también obtuvo el título de Profesora de Estado en Filosofía.
Entre sus primeros escritos se encuentra el prólogo del libro Poesías de la Srta. Amelia Solar (1916), recopiladas para la escuela primaria. En esa misma época publica dos manuales para la enseñanza de la Historia de Chile en la educación primaria: el primero en 1916 y el segundo en 1917. Este último fue escrito en colaboración con el profesor normalista Pedro Alarcón. Ambos textos fueron editados y vendidos por ellos mismos.
Una parte destacada de su biografía corresponde a su estadía en Honduras entre 1918 y 1924. Emigró a este país centroamericano tras ganar un concurso internacional para asumir la dirección de la Escuela Normal de Señoritas de Tegucigalpa, además de supervisar la escuela primaria y enseñar Psicología Pedagógica, Metodología y Legislación Escolar. Durante su tiempo en Honduras, promovió varias innovaciones, como la creación del Ateneo Escolar, cursos de alfabetización para adultos impartidos por estudiantes de último año y la implementación de un curso de Economía Doméstica. Todas estas medidas se integraron junto a las enseñanzas morales de manera transversal, pensando en la superación de la mujer.
Su puesto en Honduras se interrumpió por razones políticas, ya que el país se vio afectado por una guerra civil, lo que llevó al término de su contrato y por tanto retorna a Chile. Como síntesis de esta experiencia profesional, publicó en 1925 el manual Metodología general y especial: teórica y práctica, que resumía gran parte de las clases que había impartido.
En nuestro país fue directora del Liceo de Niñas de Talca (1927-1928), de Punta Arenas (1929-1931) y de Cauquenes. Su dedicación a la educación no solo se refleja en su trabajo y publicaciones didácticas, sino también en las reflexiones filosóficas que se plasmaron en sus libros: La Razón del Caos (1938) y Alma Mater (1943).
La Razón del Caos (1938) puede considerarse el primer ensayo filosófico escrito por una mujer en Chile. El libro está dedicado a Maximiano Errázuriz Valdés (1895-1950), quien fue senador del Partido Conservador por la provincia de Talca entre 1933 y 1941, miembro de la comisión permanente de Educación y embajador de Chile en el Vaticano, entre otros cargos públicos. El texto con referencias religiosas frecuentes plantea cómo recuperar el rumbo natural del mundo y superar la crisis moral que afecta a la humanidad al alejarse del plan divino.
En 1943, Orfilia publicó Alma Mater, su último libro, en el que adoptó un lenguaje más directo. En él, responsabiliza a los hombres del caos en el mundo y afirma que son las mujeres quienes deben encargarse de afrontar las consecuencias. Bajo esta perspectiva "es preciso que el alma de la mujer sea forjada en el crisol de una educación sincera [...] para forjar también en esa convicción el alma de sus hijos y enrielar en ella sus procederes" [1]. Es decir, para Orfilia Lagunas es tarea de las madres educar moralmente a sus hijos e hijas, pero ello no es posible si primero no se da la formación intelectual que las mujeres necesitan para semejante tarea que repercute en el bien de la sociedad y la paz entre las naciones. Por ello también destaca el rol del Estado frente a la educación femenina.
Tras una larga vida dedicada a la educación y a la intelectualidad, Orfilia Lagunas falleció a los 82 años en Valparaíso el 6 de mayo de 1974.
[1] Lagunas, Orfilia, La razón del Caos. Editorial Nascimiento, 1943, p. 12.
Texto: Ana Aravena Riquelme. Estudiante de doctorado en Historia, Universidad de Concepción.
Pasante en el Centro de Investigaciones Diego Barros Arana.