Institución
Centro de Investigaciones Diego Barros Arana
Autores
Diego Lin Chou
Resumen en español
Los contactos entre China y el mundo hispano se originaron en las Filipinas durante su colonización. El comercio de seda china y plata mexicana llevó a los "chinos de Manila" a América Latina desde el siglo XVI. Entre 1847 y 1874, en el apogeo del comercio de culíes, más de 250.000 de ellos fueron transportados a Iberoamérica para trabajar en las faenas agrícolas, mineras y otras. La política del gobierno imperial chino, de despreciar a sus coterráneos en ultramar hizo que éstos no tuvieran protección alguna. Situación que cambió en 1874, año en que la corte china decidió enviar a sus cónsules para brindar protección a sus súbditos en el exterior. Los primeros chinos arribaron a Chile en la década de 1850, a raíz de la llegada del primer cónsul honorario de Chile a Cantón. Algunos barcos chilenos participaron en el comercio de culíes, si bien el gobierno chileno lo prohibía categóricamente. En la década de 1880, más de mil chinos llegaron a Chile tras la Guerra del Pacífico. Cierto número de ellos habían sido ex culíes en el Perú, quienes se alzaron para favorecer al ejército chileno. Una vez establecidos, invitaron a sus parientes o amigos a Chile para aprovechar el auge del salitre. Entre 1900 y 1933, alrededor de 2.600 cantoneses llegaron a Chile. Encontraron una política oficial de restricción y una actitud poco amistosa del pueblo. Con todo, ellos lograron abrir un nuevo horizonte al monopolizar el comercio de abarrotes y carnicería en el Norte Grande. Tras la depresión económica de los años treinta, la gran mayoría de ellos se vio obligada a permanecer en Chile, pues sus negocios quedaron gravemente afectados. Formaron sus familias y sus hijos resultaron ser casi todos profesionales.
Palabras claves
Historia de Chile
Siglo XIX
Siglo XX
China
Migración
Fecha de publicación
Año 2003
Editores
Centro de Investigaciones Diego Barros Arana
ISBN
978-956-244-165-0
Idioma
Español
Página
569
Colección
Sociedad y Cultura
Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago, 2003, 569 páginas