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Sor Juana y los primeros destellos del feminismo latinoamericano

Reportaje

Sor Juana y los primeros destellos del feminismo latinoamericano

Publicado el 28/05/2022
Sor Juana
Sor Juana es reconocida no solamente como escritora sino como una imagen revolucionaria dentro de Latinoamérica por su compromiso con el conocimiento desde pequeña. La leyenda cuanta que en solo veinte días aprendió a hablar latín y ya a sus quince años superaba en conocimiento no solo a las mujeres de su edad sino que a los hombres más eruditos.

Primera edición de Sor Juana Inés de la Cruz en la Biblioteca Nacional

En su tesis doctoral, el investigador mexicano Jorge Gutiérrez Reyna, Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas, Maestro en Letras de la UNAM, estuvo en la Biblioteca Nacional revisando nuestros archivos, cuando se encontró con un tesoro escondido. Se trata de un ejemplar de la primera edición de Neptuno alegórico (1680) de Sor Juana Ines de la Cruz. Gutiérrez Reyna explica que:

 “Se trata de una edición de la primera edición del Neptuno alegórico de la mexicana sor Juana Inés de la Cruz, una de las autoras más importantes de la literatura en español de los Siglos de Oro. En el Neptuno alegórico, sor Juana describe el arco triunfal que en 1680 le fue comisionado por el cabildo catedralicio de México para recibir a los nuevos virreyes, los condes de Paredes, marqueses de la Laguna; en el arco, comparaba sor Juana al virrey con el dios de los mares y a su esposa, con Anfitrite. Cabe señalar que sor Juana fue la única mujer en la historia de la América virreinal (quizá en toda la historia del imperio español) a quien se le encargó un arco triunfal. A partir de este arco, María Luisa Manrique de Lara, la virreina, se convertiría en su mecenas y en la responsable de que su obra se publicara, algunos años después, en Europa”.  

Primeros destellos del feminismo latinoamericano

Sor Juana

Sor Juana es reconocida no solamente como escritora sino como una imagen revolucionaria dentro de Latinoamérica por su compromiso con el conocimiento desde pequeña. La leyenda cuanta que en solo veinte días aprendió a hablar latín y ya a sus quince años superaba en conocimiento no solo a las mujeres de su edad sino que a los hombres más eruditos.

En pleno siglo XVII la mujer era poco menos que un objeto decorativo, y su desarrollo intelectual debía limitarse a ser una buena dama de compañía o esposa. Debían entretener, pero su capacidad creativa debía reprimirse. Sor Juana no podía confiar en la educación que recibiría en la sociedad mexicana de la época, y menos que sus escritos fueran recibidos como si fuera un hombre.  En este contexto Sor Juana entendió que su mejor opción para ser libre era elegir su propia cárcel. Por esto ingresó en un convento de las Carmelitas descalzas de México. Dos años después ingresó en un convento de la Orden de San Jerónimo. Allí realizó los votos y permaneció el resto de su vida.

Para Sor Juana el convento era tanto una prisión como un refugio. Al tomar los votos se desprendía de la obligación de ser madre y esposa, y obtenía el tiempo necesario para trabajar en sus obras y desarrollar su intelecto. Poco a poco su nombre se fue transfiriendo de boca en boca y el convento vio como los grandes nombres de la época pasaban en búsqueda de ser iluminados por el talento de Sor Juana. Escribía Juana Inés de la Cruz en su poema “Hombres necios que acusáis”:

Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis:

Si con ansia sin igual solicitáis su desdén ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco al niño que pone el coco y luego le tiene miedo.

Sor Juana se especializó en dar golpes al mentón del sistema patriarcal que en México era particularmente fuerte. Ya en esta época Sor Juana incluía la palabra resistencia, para hablar de la actitud de las mujeres frente a la actitud hipócrita y opresora de los hombres. También destaca el miedo que en el hombre genera una mujer letrada, una mujer con voz, una mujer que no calla.

En su famosa Respuesta a Sor Filotea Sor Juana reclama la necesidad de cultivar el conocimiento porque sin él, estamos perdidos como sociedad.

¿Cómo sin Lógica sabría yo los métodos generales y particulares con que está escrita la Sagrada Escritura? ¿Cómo sin Retórica entendería sus figuras, tropos y locuciones? ¿Cómo sin Física, tantas cuestiones naturales de las naturalezas de los animales de los sacrificios, donde se simbolizan tantas cosas ya declaradas, y otras muchas que hay? ¿Cómo si el sanar Saúl al sonido del arpa de David fue virtud y fuerza natural de la música, o sobrenatural que Dios quiso poner en David? ¿Cómo sin Aritmética se podrán entender tantos cómputos de años, de días, de meses, de horas, de hebdómadas tan misteriosas como las de Daniel, y otras para cuya inteligencia es necesario saber las naturalezas, concordancias y propiedades de los números? ¿Cómo sin Geometría se podrán medir el Arca Santa del Testamento y la Ciudad Santa de Jerusalén, cuyas misteriosas mensuras hacen un cubo con todas sus dimensiones, y aquel repartimiento proporcional de todas sus partes tan maravilloso? ¿Cómo sin Arquitectura, el gran Templo de Salomón, donde fue el mismo Dios el artífice que dio la disposición y la traza, y el Sabio Rey sólo fue sobrestante que la ejecutó; donde no había basa sin misterio, columna sin símbolo, cornisa sin alusión, arquitrabe sin significado; y así de otras sus partes, sin que el más mínimo filete estuviese sólo por el servicio y complemento del Arte, sino simbolizando cosas mayores? ¿Cómo sin grande conocimiento de reglas y partes de que consta la Historia se entenderán los libros historiales?

Sor Juana

Sor Juana luchó desde los pasajes de su convento por la necesidad de mujeres instruidas, capaces de acceder al conocimiento. Apuntaba a los hombres temerosos de este tipo de mujeres porque en ellas veían la posibilidad de perder privilegios que poseían simplemente por su sexo de nacimiento. Así como lo escribiría años después Virginia Wolf, una mujer necesita un cuarto propio para poder escribir, Sor Juana encontró increíblemente ese cuarto propio en la religión, y aunque sus escritos fueron varias veces denunciados, hoy su obra sobrevive.

Es por eso que la Biblioteca Nacional de Chile está feliz de por poder contar con un trabajo original de la escritora mexicana que pronto estará disponible para los investigadores que quieran adentrase más en la increíble obra de Sor Juana, una mujer que de cierta forma dio inicio a ideas que posteriormente usó el feminismo como movimiento. Movimiento que busca la igualdad para la mujer en un mundo hecho a la medida y gobernado por hombres. Y que lo hizo simplemente con el poder de su pluma y con un intelecto raramente igualado.