Escritora, narradora oral, artista educadora. Realiza talleres literarios y de artes para todas las edades. Publica el poemario “niñAbuela” (2007), las crónicas “Andanzas en Pandemia, guía personal de la ciudad” (2021) y la novela que también ilustra “El caso del hombre de café, un señor que fotografía sueños” (2023), con reconocimiento en creación literaria infantil juvenil del Ministerio de las Culturas. Participa en “Al Sur de la Palabra” con Letras de Chile y en “Catorce/quince” junto al Foro de Escritores FDE y realiza las exposiciones: “Escritura, ilustración y afectos” y “Relatos y afectos ilustrados”.
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Andanzas en Pandemia, guía personal de la ciudad (2021)
En el Árbol Ediciones
¿Cuál es ese espacio icónico en la ciudad, que nos representa? Es una de las interrogantes que nacen de esta escritura hecha de forma reflexiva y desde el ser mujer. De marzo a julio de 2021, a pie o en bicicleta, visité distintos rincones de la ciudad en contexto de la franja horaria deportiva, en esas escasas horas autorizadas para salir del encierro en cuarentena. El GAM, el 8M y Gabriela Mistral, El pilucho del Estadio Nacional, una feria libre, La Plaza Ñuñoa, evocaciones a la playa donde encontré a Nicanor Parra, al Museo a Cielo Abierto de San Miguel o al aeropuerto. La literatura estuvo presente como lugar. Aparecieron personas como la mujer que canta en pajarístico y el hombre que silba; objetos como los columpios y los trenes y contingencias como la familia, el estallido y la Convención. Para acompañarnos, publiqué estas crónicas en redes y los comentarios de las y los lectores tienen un lugar en la obra. María José Ferrada dice de las Andanzas: “…
En este camino de cien días la intención –deambular, revisitar, registrar– modifica el paisaje: es la mirada lo que transforma lo conocido en novedad. El presente y el pasado transitan por una misma corriente de tiempo y espacio, porque los recuerdos, como nos muestra Francisca, aparecen en la ruta y la modifican. El paseo que se da por las calles conocidas, es sobre todo interior. Lo saben los caminantes de distintas épocas y lo confirma la autora en sus andanzas.”
